1 Susan nunca había patinado antes. Su madre y padre trataban de convencerla de hacerlo muchas veces, pero ella tenía mucho miedo de estar sobre el hielo. Incluso ella ni siquiera caminaba en el hielo. A su hermana de 6 años le encantaba. Como Susan era mayor, iba frecuentemente y la cuidaba cuando patinaba en el estanque local, el cual estaba solo a una corta distancia de su casa.
2 El 14 de febrero era un día particularmente frío y vigorizante. El sol brillaba, pero era simplemente un resplandor amarillo sin calor. Sin embargo, Rebekah quería ir a patinar. Susan accedió con reluctancia a llevarla al estanque "sólo por un rato". Se pusieron sus botas, se abrigaron en sus ropas para la nieve, y se dirigieron al estanque.
3 Como Susan y Rebekah eran educadas en el hogar, era frecuente que tuvieran el estanque para ellas solas. Los niños locales no llegaban hasta después de las 3.00.
4 A Rebekah le gustaba practicar vueltas y giros. Aspiraba a ser a una patinadora profesional de figura algún día. Susan pensaba que estaba loca, pero se encogía de hombros pensando, "a cada quién lo suyo".
5 Incluso Susan tenía que admitir que Rebekah patinaba particularmente bien hoy. Parecía deslizarse tan suavemente, y su forma se hacia mejor y mejor. Cada pocos minutos, Rebekah llamaba, "¡Oye, Susan! ¡Mira esto! Susan levantaba la mirada de su libro y sonreía a su hermana. Luego volvía a su lectura con el sonido del filo de los patines cortando el hielo como fondo.
6 Esto pasaba por un largo tiempo, cuando de repente, Susan oyó a Rebekah gritar, "¡Susan! ¡Auxilio! ¡Ayúdame¡" Susana levantó su mirada y vió a Rebeka tendida sobre el hielo, sosteniéndose su pierna y gimiendo. "¡No puedo moverme! ¡Auxilio!"
7 Susan miró a su alrededor. ¿Debería ir por ayuda? No, Su madre y padre no estaban en casa por ahora. Casi todos los vecinos trabajaban. Ella tenía que retirar a Rebekah del hielo. Lo peor era que Rebekah estaba peligrosamente cerca de la orilla del estanque donde el hielo era más delgado que en el centro, "¡Ya voy para allá!" Susan gritó.
8 Forcejeó para arrancar una rama del árbol detrás de ella. Luego se acercó al estanque y tragó saliva. Por un segundo su miedo al hielo se apoderó de ella y empezó a temblar. Rebekha entonces llamó, "¡Apúrate, el hielo se está partiendo!" Y empezó a lamentarse.
9 Desde un lugar profundo dentro de ella el valor de Susan surgió. Gritó firmemente "Rebekah, no te asustes. Permanece quieta."
Paragraphs 10 to 18:
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