1 Los caballos son símbolos de velocidad, fuerza y resistencia. Cuando examinamos su anatomía, podemos ver fácilmente cómo pueden estar a la altura de esta afirmación. Tienen cuerpos musculosos y patas fuertes. Tienen un solo dedo con pezuña en cada pata. Sus cabezas son alargadas. Como tienen suficiente distancia entre el hocico y los ojos, pueden pastar y vigilar que no haya peligro al mismo tiempo. En un instante, salen disparados y se lanzan a correr hasta a 43 millas por hora. Aunque su dieta de pastos brinda poco valor nutricional, parecen tener una válvula secreta de energía que les suministra fuerza. Todas estas cualidades que poseen los caballos no les pasaron inadvertidas a nuestros ancestros, ya que los caballos han sido domesticados durante miles de años como ayudantes de granja eficaces y medios de transporte confiables. Si bien la invención de las máquinas los liberó en gran medida de sus roles históricos, ahora se los suele mantener para actividades recreativas y deportivas.
2 Los caballos tienen largas crines y colas. El pelaje que los recubre presenta una gran variedad de colores y diseños. La mayoría de los caballos tienen pelajes de un solo color o con manchas. Pero hay excepciones. Vagando por las zonas de pastoreo africanas hay tres especies de caballos a rayas. ¿Sabes qué son? ¡Así es! ¡Cebras! Las hay de tres especies: la de Grevy, la de montaña y la común (o de Burchell). Todas tienen llamativas rayas blancas y negras.
3 Los caballos viven en manadas, con un macho (o semental) que protege un harén de hembras (o yeguas) y sus crías (a los machos jóvenes se los llama potrillos y a las hembras, potrancas). Un semental desafía con frecuencia a otros con la intención de apoderarse de sus harenes. Su comportamiento agresivo lleva a menudo a que las yeguas preñadas del harén adquirido aborten espontáneamente, para que él pueda aparearse y procrear su propio vástago de inmediato. Cuando se los mantiene en granjas, a algunos sementales se los castra para que sean más mansos y fáciles de controlar. Los sementales castrados ya no pueden reproducirse y se los llama caballos capones.
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