1 Los luciones (o serpientes de vidrio) son animales que pueden causar mucha confusión. A primera vista, sus cuerpos largos y cilíndricos y su hábito de cavar nos recuerdan a las lombrices. Pero las escamas de su atuendo indican claramente que no son gusanos. En realidad son reptiles, un grupo de animales que incluye tortugas, serpientes, lagartos, tuátaras y cocodrilos.
2 Como los luciones no tienen extremidades y les gusta mostrar fugazmente la lengua, podemos deducir rápidamente que son serpientes. De modo sorprendente, eso también ha probado ser incorrecto. Las serpientes, por definición, no tienen párpados que puedan cerrar y no pueden separar su cola en situaciones de vida o muerte. Sus primos los lagartos, por el contrario, tienen esas dos características físicas. Como los luciones cumplen con las dos caracterizaciones anatómicas, son lagartos, después de todo. Si bien su cola se puede regenerar después del escape, nunca puede alcanzar la longitud que tenía antes de su encuentro cercano con la muerte.
3 Los luciones pueden llegar a medir dos pies de largo, y tienen colores de piel brillantes que varían entre el marrón, el gris y el rojo. Antes de madurar a aproximadamente los tres años de edad, los luciones jóvenes tienen una raya central que les recorre el lomo. Sin embargo, cuando llegan a adultos, las hembras tienden a conservar esta marca, pero los machos no. Además de esta notoria diferencia física, hay varias maneras más de determinar si estamos frente a un lución macho o hembra. Por ejemplo, si tiene manchas azules en el cuerpo, una cabeza ancha o panza con motas negras o gris oscuro, lo más probable es que sea un "él".
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