¹     A Jacqueline Cochran le encantaba la aventura. Para ella, el mejor lugar para encontrar aventura era el cielo. Tomó clases de vuelo y obtuvo su licencia de piloto. Viajó volando cientos de horas. Lo mismo hicieron otras jóvenes valientes.
 
²     Entonces comenzó la Segunda Guerra Mundial. Jacqueline pensó que las mujeres pilotos podían ayudar con las labores de guerra. Podían volar aviones militares. En esos tiempos, solamente los hombres volaban. Así fue que Jacqueline habló con la Sra. Roosevelt, la esposa del presidente de los Estados Unidos, y le contó su idea. También se la contó a otras personas.
 
³     Pasó mucho tiempo pero, finalmente, la Fuerza Aérea decidió aceptar a las mujeres pilotos. Ellas transportarían aviones de un lugar a otro. Esto liberaría a los hombres para que pudieran ir al combate.
 
⁴     Muchas mujeres querían volar y apoyar la guerra. De hecho, ¡25,000 mujeres se postularon para esos trabajos! Se seleccionó un grupo de 1,830 mujeres. Todas las elegidas ya tenían su licencia de piloto y muchas horas de vuelo.
 
⁵     Debían medir, como mínimo, cinco pies con dos pulgadas y media. Pero incluso esa altura no era suficiente para poder ver a través del parabrisas. Por eso, las pilotos de estatura más baja debían sentarse sobre uno o dos almohadones.

Paragraphs 6 to 12:
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