1 Harry hizo una pausa en su trabajo para levantar a la gata blanca y plateada que se enroscaba entre sus pies. La acunó entre sus brazos mientras acariciaba su largo y suave pelaje y la escuchaba ronronear. Le hizo cosquillas en los bigotes y ella frotó el lado de su cara contra los dedos de él.
2 "Harry", llamó la mamá. "Sé que amas a Sylvia, pero no tenemos todo el día".
3 Harry afirmó con la cabeza antes de acariciar a la gata una vez más. La dejó en el suelo para poder seguir pasando el aspirador mecánico en al alfombra.
4 La Sra. Andrews, la anciana propietaria de la casa, no podía moverse con facilidad. Harry y su madre la visitaban por lo menos dos veces por semana para ayudarla con las tareas domésticas y las comidas. Harry intentaba visitarla incluso más seguido. Se aseguraba de que el plato de comida de Sylvia estuviera lleno, que tuviera agua fresca. Lo que más le gustaba era escuchar las historias de la Sra. Andrews. Miraban nevar afuera y veían las luces de Navidad que se encendían.
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